8.4.09

Abismal - Capítulo 1- Continuación - (El Onirógrafo)


Capítulo 1 (continuación I)

V
Pero… ¿Cómo? ¿Cómo el texto y el contexto? (¿El animal y el banco?).
¿Cómo recomponer con palabras ese llamado abismal que recorre en una danza a nuestro cuerpo dormido?


VI
¿Cómo recomponer la danza del cuerpo dormido desde un cuerpo ya no dormido?

VII
Leo a Pascal Quirnard, en la interminable búsqueda de dar con el paradero de alguna respuesta:
“El Chamanismo es la caza de almas que saltan de animal en animal en la doble inmensidad de los mundos visible y nocturno, es decir, real y onírico. Esta caza es un viaje del que se debe regresar. Es la culpabilidad paleolítica: ser capaz de traer la presa que se convirtió en predador de su predador.”
Las imágenes oníricas entonces se transforman en un animal agazapado entre las sombras y el chaman de los sueños se vuelve “la caja-de-dios”. No intenta traer a la realidad esos paisajes, es el paisaje que gruñe en él. “El buen hechicero (de los sueños) es ese vientre que ha comido, donde la bestia habla” y él escribe.

VIII
Parafraseando a Salvador Elizondo, digo (o mejor dicho: escribo):
Sueño. Escribo que sueño. Mentalmente me veo soñar que escribo y también puedo verme ver que sueño. Me recuerdo escribiendo ya y también viéndome que soñaba. Y me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que soñaba y escribo viéndome soñar que recuerdo haberme visto escribir que me veía soñar que recordaba haberme visto escribir que soñaba y que soñaba que escribo que soñaba. También puedo imaginarme escribiendo que ya había soñado que me imaginaría escribiendo que había soñado que imaginaba soñando que me veo escribir que sueño.