12.4.09

La vasta intuición - Capìtulo 2 (El Onirógrafo)


Capítulo 2

I
Yo, el onirógrafo al lado del primitivo, arrojado a la vasta intuición del poeta. Recojo el guante que se sumerge en la mano para ser palabra y escritura, semejanza y ritual.

II
Levanto, también, las ideas de Cortázar y las de Blondel:

“En el caso del primitivo. Su criterio de clasificación es la propiedad “mística” de cada cosa: como esas propiedades le interesan mucho más que sus caracteres objetivos, surgen de allí grupos heterogéneos (árbol-yo-sapo-rojo) pero que tienen para él la homogeneidad mística común. Y Blondel nos dice: “El sentimiento que (de la cosa) tiene la mentalidad primitiva es muy intenso; la idea que de ella se hace resulta extremadamente confusa”. Es esto, precisamente, lo que acerca al primitivo y al poeta: el establecimiento de relaciones válidas entre las cosas por analogía sentimental, porque ciertas cosas son a veces lo que son otras cosas, porque si para el primitivo hay árbol-yo-sapo-rojo, también para nosotros, de pronto, ese teléfono que llama en un cuarto vacío es el rostro del invierno, o el olor de unos guantes donde hubo manos que hoy muelen el polvo.
La serie árbol-yo-sapo-rojo vale como grupo homogéneo para el primitivo, porque cada elemento participa de igual propiedad “mística”; eliminemos esa referencia trascendente (¿lo es para el primitivo?) y sustituyámosla por participación sentimental, por analogía intuitiva, por simpatía.

III
Yo, el escriba de los sueños.
El árbol-onirógrafo-sapo-rojo.
Yo, una “identidad de esencia momentánea”.

No creo... - Laura Ramírez y Fabián San Miguel


No creo que exista demasiado para hablar. El lenguaje es una ilusión: un espejo o un espanto. Un espejo, un reflejo, una mueca o una distorsión. ¿Realidad o fantasía? Pero te vi. Saliendo de aquella tienda, como si hubieses asesinado a alguien: pero nunca pude descubrir cuál era (es) tu arma favorita. El horror se leía en tu cara, la fascinación en tus ojos. Me miraste fijamente (tan solo unos segundos) y lo supe en ese mismo instante en que me contagiaste esta extraña sensación que me acompaña desde entonces.
—Dr. Sivak. O debería llamarlo Sr. Glass: ¿Cuál es el espacio, esta sensación que está fuera de todo parámetro? Si no puede no me conteste ahora… pero ¿Cuál es su arma favorita?
Respiró hondo, hizo algunas anotaciones -que incluían la receta de una nueva droga experimental- y sin siquiera levantar la vista me recordó que ya era la hora. Me acompañó a la puerta (como siempre), fríamente nos saludamos hasta la semana siguiente (como siempre) y salí a la calle con mi extraña sensación (como desde ese día).
Y cada vez que pienso en un gato –droga ¿experimental?-, pienso en un asesino (o en un asesinato). Despacio, tenue: casi imperceptible. La boca, las garras: Sr. Glass, perdón Dr. Glass: fríamente: cada vez: todo se vuelve imperceptible: sus palabras. Estoy aquí para que todo sea suficiente.
Voy a la dirección señalada; lugar extraño en medio de la ciudad, pasillo al fondo, bien al fondo, timbre que da idea de electrocutarte al tocarlo, señorita-secretaria-recepcionista que con la misma actitud fría que acompaña a todo este proceso me entrega las experimentales pastillas. Las había imaginado de colores; en vez, son grises. Todo se vuelve enorme: los gestos, la sexualidad, la comida. Pero sobre todo las pastillas. No hay colores: solamente el blanco y negro, como si estuviésemos mirando (siendo parte)-(d)el primer arribo humano a la luna: Un gran paso para la humanidad… con un inesperado impacto en mi cuerpo, ¿o será en mi cerebro? En realidad no sé qué esperaba si es que acaso esperaba algo. De todas formas me tomó por sorpresa. No creo que exista: demasiado para hablar.

Onirógrafos: Laura Ramírez – Fabián San Miguel.
Fotografía: Fabián San Miguel.