Sueño 809 /
busco a mi madre. En la intimidad, un lagarto abrasa mi mente. Estoy enfermo, desganado. En la barra de un bar dos hombres juegan a las cartas y toman tranquilizantes mezclados con alcohol, a esta hora de la noche no sé si podría ser uno de ellos. Las alcantarillas beben agua del desierto. Me dirijo a un hotel como coartada. El calor es intenso, doy vueltas en el hall hasta no dar más. Después de pedir una habitación encuentro a mi madre tras un cortinado. Dice entre balbuceos que al hacer la disección de una rana ésta dio a luz un ojo. Vuelve a titubear y sus palabras no alcanzan los sentidos. Como una fractura expuesta ella da la sensación de estar inutilizada. En un pliegue veo la pared oscura tras un relieve de terciopelo. La cama es demasiado rígida, incómoda. Me levanto para tomar agua en el baño y caigo desvanecido por las pastillas. Desfiguro mi rostro contra los azulejos del borde de la bañera, casi sin sentirlo. Al amanecer, la sangre corre más roja, más liviana.
busco a mi madre. En la intimidad, un lagarto abrasa mi mente. Estoy enfermo, desganado. En la barra de un bar dos hombres juegan a las cartas y toman tranquilizantes mezclados con alcohol, a esta hora de la noche no sé si podría ser uno de ellos. Las alcantarillas beben agua del desierto. Me dirijo a un hotel como coartada. El calor es intenso, doy vueltas en el hall hasta no dar más. Después de pedir una habitación encuentro a mi madre tras un cortinado. Dice entre balbuceos que al hacer la disección de una rana ésta dio a luz un ojo. Vuelve a titubear y sus palabras no alcanzan los sentidos. Como una fractura expuesta ella da la sensación de estar inutilizada. En un pliegue veo la pared oscura tras un relieve de terciopelo. La cama es demasiado rígida, incómoda. Me levanto para tomar agua en el baño y caigo desvanecido por las pastillas. Desfiguro mi rostro contra los azulejos del borde de la bañera, casi sin sentirlo. Al amanecer, la sangre corre más roja, más liviana.
Texto: Fabián San Miguel.
Artista plástico: J. K. Potter.